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La depresión es una enfermedad generalizada que afecta a todos por igual. Se define como la exageración persistente de los sentimientos habituales de tristeza, ocurrida por acontecimientos que nos causan estrés, ya sea la ruptura de una relación sentimental, un divorcio, la muerte de un ser querido, problemas en el trabajo o en la escuela, e incluso puede no haber algún desencadenante aparentemente.

Las señales y síntomas de la depresión son:

  • Cambios en el apetito o en el peso sin haberlos planificado.
  • Dificultad para concentrarse, recordar o tomar decisiones.
  • Dificultad para dormir, despertarse temprano o dormir demasiado.
  • Dolor de cabeza, calambres o problemas digestivos sin una causa aparente, o que no se alivian ni con tratamiento.
  • Fatiga, disminución de energía o sensación de que está más lento.
  • Insatisfacción y desinterés en las actividades y los pasatiempos.
  • Sentimientos de culpa, inutilidad o impotencia.
  • Sentimientos de desesperanza, pesimismo o incertidumbre ante el futuro.
  • Sentimientos de irritabilidad, frustración o intranquilidad.
  • Sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad o “vacío”.
  • Intentos de suicidio o pensamientos sobre la muerte.

Entonces, para que una persona sea diagnosticada con depresión debe presentar al menos cinco de estos síntomas de la enfermedad todos los días, casi todo el día, por lo menos durante dos semanas seguidas, sin embargo, sólo personal médico puede diagnosticar y tratar este padecimiento.

A escala mundial, según datos de la OMS, se estima que 3,8% de la población sufren depresión, aproximadamente 280 millones de personas. Concretamente, en México la población total con síntomas de depresión asciende a 15.4% y entre las mujeres la proporción es aún más alta, alcanzando 19.5% con síntomas depresivos.

La depresión en mujeres principalmente se debe a problemas premenstruales, el embarazo y la depresión posparto, pero también existen factores de estrés cultural que pueden influir como el abuso sexual o físico y la desigualdad laboral.

Todos estos elementos convierten a la depresión en un problema de salud pública que suele atenderse de manera tardía, cuando los síntomas como tristeza, alteraciones de la concentración y de la memoria afectan aspectos físicos del cuerpo y, en el peor de los casos, puede llevar a alteraciones de la conducta como ideaciones delirantes y suicidio.

Al ser esta una enfermedad muy frecuente, cometemos el error de normalizarla y con ello, minimizamos la lucha interna y el dolor de quien la padece y la estigmatizamos al asociarla con otros trastornos mentales, ocasionando que el paciente no busque tratamiento por pena.

Lo anterior conlleva un alto costo económico y disminución de la calidad de vida del paciente y de quienes lo rodean, por lo que es importante buscar ayuda cuando se presenten algunos de estos síntomas o si los identificamos en alguien más.

Necesitamos hacer más visible este padecimiento, darle nuestro respeto y la visibilidad que se merece para promover el mensaje del bienestar emocional, psicológico y social.

 

Consulte a su médico.

 

Referencias.

  • San Molina, L. y Arranz, B. (2010). Comprender la depresión. Editorial AMAT.
  • NIMH (2021). Depresión. National Institute of Mental Health (NIMH). https://www.nimh.nih.gov/health/publications/espanol/depresion-sp
  • OMS (2021). Depresión. Organización Mundial de la Salud (OMS). https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/depression
  • INEGI (2021). Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado (ENBIARE) 2021. Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) https://www.inegi.org.mx/programas/enbiare/2021/
  • Elaboración propia con información del INEGI (2021). Los datos son obtenidos de la primera Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado 2021 llevada a cabo por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). La población objetivo únicamente fueron las personas de 18 años o más.
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